La novela se estructura en tres partes.
En la primera parte, el autor nos presenta a los personajes que integran el libro, que coinciden en una posada costera. Todos ellos marcados con unos rasgos peculiares y especiales.
Un halo de misterio envuelve a unos misteriosos niños que, aparentemente regentan la extraña posada.
En la segunda parte, el autor nos recrea un dramático naufragio, de una fragata francesa, frente a las costas de Senegal y el relato dantesco de este nos sobrecoge y nos arrastra en la misma tempestad que el naufragio.
Allí, se viven episodios salvajes y feroces, en el intento de supervivencia de la tripulación.
Este tremendo acontecimiento, se narra desde dos puntos de vista diametralmente opuestos y esto da un respiro a la narración.
Y en la tercera se desvela el futuro de cada uno de los personajes, encajando de una manera magistral el laberíntico puzle que nos ha ido desgranando.
Aunque existe una trama en la novela y por supuesto un hijo conductor, la magia de Baricco, reside en su uso de la palabra y en la forma de hacer confluir escenas diferentes.
En la novela, nos regala una increíble variedad de estilos y técnicas narrativas, haciendo un collage maravilloso.
No sabría señalar un solo género para la novela, dada la variedad de los que el autor nos enseña en la misma, todos ellos envueltos, además, en leyendas, historias exóticas y atmósferas envolventes.
Y siempre, alrededor de todo, el mar presidiéndolo todo y mostrando todas sus caras, mujer bella, monstruo fagocitario, agua salada y sanadora, traidor, manso, espuma suave…
Si leíste SEDA, el libro más conocido del autor, no dejes de leer este, lo disfrutarás con toda seguridad.
Carmen Jiménez